martes, 4 de agosto de 2015

Dependencia Emocional - Tercera Bomba de Tiempo.

"Entonces lloré por ella y por mí, y recé de todo corazón para no encontrarme con ella nunca más en mis días.” 
Memoria de mis putas tristes - Gabriel García Márquez 

A ver, hacerles comprender de qué padece un dependiente emocional no es tarea sencilla, de hecho hay incongruencias entre las opiniones de los expertos por ser un término relativamente nuevo.

La adicción como la conocemos, es la afición por un objeto del que no se puede prescindir bien sea por factores psicológicos o fisiológicos.

Pueden imaginarse que la dependencia emocional es una necesidad obsesiva de sentir el bienestar que sólo una relación (normalmente de pareja) te puede dar.

De plano les digo que sufrir de dependencia emocional es una completa mierda porque básicamente vives la relación como montado en una montaña rusa de emociones que poco a poco te van volviendo loco y te alejan de tu lado racional.

Culpo a la sociedad




Supuestamente, los que sufren de dependencia emocional están llenando un vacío de la infancia que ahora traducen como devoción total y absoluta a su pareja, capaz sí, pero yo me atrevo a culpar un poco a la conceptualización errada que le da la sociedad al amor.

"Por la persona que amas debes darlo todo, y lo que no tienes también" Wow... Somos seres humanos y cuando comenzamos una relación esperamos además de las cosas bonitas un tanto de respeto y reciprocidad.

Pienso que la tendencia es Amor = Sacrificio y nada más lejano y enfermo que eso.

Si estás comprometiendo tu autoestima, integridad, realización, equis o ye, pero no importa porque amas con todo tu ser a esa persona y preferible mal conocido que bueno por conocer posiblemente te encuentres en la #DepenciaEmocionalZone.

Pretextos que van desde "Prefiero estar con él porque ya es el quinto novio que le presento a mi familia y no soportaría otro fracaso" a "Me es infiel y me duele, pero no importa porque dice que me quiere y con eso yo tengo" van contaminándonos y creando una tendencia que inclusive puede llegar a ser peligrosa.

Dentro de mí, siempre supe que algo estaba mal




La primera vez que me enamoré tenía siete años, se llamaba Carlos-algo y cada vez que me hablaba sentía que era el niño más bonito que mis ojos habían visto, luego de él cambie de opinión por 69211878735985148952314 niños más. 

Mi primer novio serio llegó cuando tenía diecinueve años; uso el adjetivo "serio" porque vino acompañado del protocolo de conocer a la familia, amigos, enemigos, entre otros; además no vivíamos en la misma ciudad e intentamos con lo mejor y peor de nosotros que las cosas funcionaran.

Pero la verdad es que a pesar de que él estaba bastante loco y la cagó muchísimo -no pienso embellecer la historia para nada- yo también lo estaba antes, durante y después de la relación.

Curiosamente los dos poseíamos rasgos en nuestra personalidad que facilitaron que nos volviésemos adictos uno del otro; no podíamos convivir juntos pero tampoco separados.

Cuando terminábamos mi cerebro parecía embrujado y de pronto comenzaba sólo a recordar las cosas buenas en la relación y las que no eran tan bonitas, las embellecía. Además sin él, sentía que era una mujer fea y que nadie más podría amarme como él, no podía dormir, engordé seis kilos y sentía que mi existencia sin él no valía (a este punto si ya han leído los dos post que anteceden a este, concluirán que la ansiedad y la baja autoesima vivían conmigo a todas horas).

¿Polos opuestos se atraen? Depende.

Si no existe compromiso, respeto, solidaridad y planes futuros en común, ni Magneto ni nadie evitará que esa relación caiga por su propio peso.



Cuando sufres de dependencia emocional, poco o nada pueden hacer los consejos que te den tus amigos o familiares. Tu lado racional sabe que en efecto no te vas a morir, que tu vida no vale menos, que una doceava oportunidad no cambiará nada y que con el tiempo vas a estar bien, pero tu parte enferma e insegura hace que deambules sin rumbo buscando la manera de estar otra vez con tu objeto (la persona de tu fijación).

Para empeorar las cosas, la dependencia hace que uno busque comodines para saciar el vacío inmenso que se siente; conseguir a la primera persona de una manera ansiosa y desesperada que satisfaga tus necesidades rápida y efectivamente ¡Un vicio sin fin! (¿Les suena esas personas que no pueden estar una semana solos y cada nuevo novio o novia es el nuevo mejor amor de su vida?).

La soledad también es buena


Luego de muchos "Quítenme el teléfono" y "Denme un golpe si lo llamo" fui desarrollando el autocontrol. 

Estuve tres años girando en la órbita de mi ex, cada día sola se sentía como si redescubriese las cosas que disfrutaba hacer por mi y por nadie más; la marea de emociones iba bajando e incluso me gustaba verme a mi misma como un ave fénix.

A las mujeres se nos ve con lástima si pasados los treinta estamos solteras y sin hijos (si estamos solteras con hijos se nos ve peor), eso ha sido por los siglos de los siglos, como si sólo por el hecho de ser mujer dejáramos de tener la potestad de elegir entre toooodas nuestras posibilidades, indiferentemente de estar acompañadas o no (Saco a colación este párrafo feminista porque estadísticamente las mujeres sufrimos más de dependencia emocional que los hombres y eso me desconcierta un poco).

La madurez de disfrutar la soledad -honestamente, sin arrogancia o narcisismo- incluso ayudará a que disfrutemos sanamente futuras relaciones porque sólo conociéndonos bien como individuos -lo que aceptamos o lo que no- amaremos racional y totalmente a nuestra pareja, sin malestar.


¿Cómo me va ahorita? 






Lamentablemente no puedo decir que la María Gabriela loca ya no existe, a veces se lo achaco a los niveles de hormonas y otras simplemente decido dejarla salir.

La diferencia es que una vez consciente de ello, me tomo mi tiempo para pensar fríamente todo. Mi temperamento es muy emotivo, soy muy llorona y a veces cuando estoy molesta me pongo violenta -a que no imaginaban eso- pero por ahora disfruto una relación nada perfecta de la mejor manera posible.

Perdoné a la María Gabriela que vivió desde los diecinueve hasta los veintidós, literalmente en una de mis terapias tuve que hablarle a un cojín imaginando que era esa María Gabriela, suena sencillo pero fue muy doloroso (aunque también muy liberador).

La diferencia entre los humanos y los animales es la capacidad de raciocinio; no comparto como una persona consciente de sus defectos se queda como una ostra esperando que la amen porque sí. Es genial crecer y si tu pareja te motiva (motiva, no te obliga) es aún más bonito.

Todos los individuos poseemos virtudes y defectos, de la misma forma que los tenemos nosotros los puede tener nuestra pareja y mientras que de corazón no se nos haga imposible lidiar con ellos, el fin es aceptarnos y decidir amarnos o no (sí, uno decide cuando amar, no llega "así de esa manera").

Por último, si les llamó la atención el tema les recomiendo los libros "¿Amar o depender?" y "Los límites del amor" de Walter Riso; es un un psicólogo uruguayo muy sarcástico que va desarrollando el tema a través de ejemplos con los que te identificas fácilmente y de manera divertida.

Gracias por los comentarios positivos que me han hecho, se siente bien saber que mi mamá y hermana no son mis únicas seguidoras, pero se siente mejor hacerles saber que no son los únicos  locos aquí.

Besitos,

Gaby <3